Toledo es una estación ferroviaria española de carácter terminal situada en la ciudad de Toledo en Castilla-La Mancha. El edificio actual, inaugurado en 1919 y restaurado en 2005. Destaca por su estilo neomudéjar y fue declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de monumento el 21 de noviembre de 1991.
Dispone de dos andenes, uno lateral al que accede la vía 1 y otro central compartido por las vías 2 y 3. Carece de vías de servicio o de playa de vías. Dado que se trata de una estación terminal, todas las vías se integran en la misma plataforma. Cuenta con venta de billetes, atención al cliente, aseos y cafetería. Todo el recinto está equipado con servicios adaptados para las personas con minusvalía. En el exterior existe un aparcamiento de 325 plazas, una parada de taxi y otra de autobuses urbanos.
La única conexión de la estación permite unir Toledo con Madrid a través de 15 relaciones diarias en ambos sentidos gracias a trenes Avant de media distancia y alta velocidad que completan el recorrido en 30 minutos. Hasta 2011 también existía una conexión de velocidad con Albacete mediante trenes Avant 1 o 2 veces al día (que previamente se realizaba con un AVE). Sin embargo la escasa utilización del servicio hizo que Renfe lo cancelara, ofreciendo como alternativa el trasbordo en Madrid.
En 2010, recibió cerca de un millón y medio de pasajeros. Desde su apertura, en noviembre de 2005, hasta su decimoquinto aniversario, en noviembre de 2020, se estima que la estación terminal ha recibido en torno a 21,5 millones de pasajeros procedentes, en su inmensa mayoría, de la madrileña estación de Puerta de Atocha.
La estación de ferrocarril de Toledo es una estación monumental catalogada como tal desde 1991. Es obra del arquitecto Narciso Clavería. El grueso de la construcción se llevó a cabo entre 1916 y 1917. Fue restaurada en el año 2005 con la llegada de la alta velocidad. Se encuentra al este de la ciudad. De estilo neomudéjar abarca una superficie de 12 600 metros cuadrados. Para su construcción, se usó ladrillo, piedra, hierro y cemento. El edificio de viajeros se compone de un pabellón central flanqueado por dos alas laterales de menor altura. Toda la estructura está decorada con arcos polilobulados y almenas escalonadas en la parte superior. En uno de los extremos se encuentra la torre del reloj. Cinco puertas permiten acceder a un vestíbulo de gran riqueza ornamental que ofrece una buena muestra de la artesanía y orfebrería toledana: mosaicos de azulejos, celosías, taquillas y lámparas forjadas.
Con la renovación operada en 2005, se modernizaron los andenes, se construyeron nuevas marquesinas para proteger a los viajeros además de renovar la existente, se realizó un aparcamiento de 325 plazas, una nueva cafetería y nuevos accesos. Se recolocó también la valla histórica de la estación, obra de Julio Pascual, que también goza de la consideración de Bien de Interés Cultural. La torre del reloj fue ampliamente restaurada.