El Proceso Comunitario que desarrollamos en el Polígono de Toledo fue impulsado inicialmente y durante 6 años (2014-2020), por un proyecto nacional, llamado Proyecto de Intervención Comunitaria Intercultural (ICI). Un proyecto dirigido por la Universidad Autónoma de Madrid y financiado por la Obra Social La Caixa.
Objetivos
Ese proyecto fomentaba la interacción y la convivencia en zonas con una diversidad cultural significativa para crear una sociedad cohesionada. Así, en cada territorio (una cuarentena de barrios de toda España), ese proyecto impulsó un proceso de desarrollo comunitario, que contribuye al fomento de la convivencia ciudadana e intercultural y que favorece la inclusión social de todas las personas residentes en el territorio. El proceso busca crear un marco de trabajo conjunto entre los diferentes agentes que actúan en el territorio – las administraciones, las entidades y la ciudadanía – con el fin de poder afrontar de manera organizada, eficaz y positiva el reto crucial de la convivencia y la cohesión social, de manera que se logre una mejora de las condiciones y calidad de vida y la igualdad de oportunidades de todas las personas. Para conseguirlo, se impulsa una nueva manera de trabajar en el campo social partiendo de los recursos existentes en el territorio, y convirtiendo en protagonista de su propio desarrollo a toda la comunidad.
El proceso comunitario siempre parte de los 3 ámbitos prioritarios en el espacio local:
- El ámbito educativo, contando con los recursos formales y no formales.
- La salud, desde una perspectiva pública y comunitaria.
- El ámbito social, promoviendo la participación ciudadana y la coordinación entre los diferentes agentes sociales de la comunidad.
A la vez, tiene 2 líneas de acción prioritarias como son:
- Capacitar al conjunto de la sociedad para afrontar las oportunidades, retos y problemáticas de la nueva realidad.
- Prevenir y revertir situaciones de conflictividad social en pro de la convivencia ciudadana intercultural.
En particular se enfatiza la acción en 3 colectivos por su relevancia comunitaria:
- Las familias
- La infancia y la juventud
- Los recursos técnicos y profesionales
Un proceso cíclico
El Proceso Comunitario tiene un inicio determinado (2014 en el caso de Toledo), pero se mantiene en el tiempo, aún cuando la financiación externa ha dejado de existir (en diciembre 2020). En ese intervalo, el territorio y sus diferentes agentes, con especial relevancia de la administración local, han asumido como propio el proceso y asegurado su continuidad en el tiempo.
Evidentemente, la realidad cambia con los años, por lo que para mantenerse actualizado siempre, el proceso no puede ser sino cíclico.
En cada territorio, la generación de conocimiento compartido es clave y fundamental en el proceso comunitario. Efectivamente, generar y compartir entre todos los agentes información consolidada es la base para poder actuar conjuntamente en los retos que afronta el territorio. De ahí la importancia, en el Ciclo del proceso, de una diagnosis permanente: un enfoque investigador de recopilación, sistematización y análisis de la realidad en todo momento. Esa diagnosis tiene su hito en la elaboración o actualización de la Monografía Comunitaria (un estudio en profundidad del barrio, basado en la participación de muchas personas y entidades).
Basándose en ese conocimiento compartido (de las fortalezas y potencialidades pero también de las debilidades y carencias), el Proceso y sus diferentes agentes priorizan los retos a abordar y la manera de hacerlo. Elaboran así una Programación Comunitaria (abierta siempre a revisiones), que se desarrolla luego entre tod@s.

Ciclo del Proceso Comunitario
El Proyecto ICI a nivel nacional
A nivel nacional, el Proyecto de Intervención Comunitaria Intercultural (ICI) fue financiado por la Obra Social La Caixa y coordinado por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), a través del Instituto universitario de Investigación sobre Migraciones, Etnicidad y Desarrollo Social (IMEDES). En cada territorio UAM y OSLC establecieron convenios con la administración local y al menos con una entidad social del territorio para poder implementar el proyecto e impulsar un proceso de desarrollo comunitario. Los objetivos a nivel nacional eran:
- Fomentar la gestión participativa de la diversidad cultural, implicando a los principales agentes sociales en la articulación de estrategias de participación social y convivencia intercultural.
- Generar un modelo de intervención social contrastado que sea extrapolable a cualquier barrio y municipio con diversidad cultural significativa,, y que sirva para favorecer la convivencia ciudadana intercultural, mejorando las condiciones de vida de toda la población.
El proyecto se inició en 2010, en 17 zonas (barrios o municipios) de alta diversidad cultural del territorio español. Dados los buenos resultados obtenidos, se arrancó en julio de 2014 una segunda fase en la que se amplió a 24 nuevos territorios de actuación. En diciembre 2020, Obra Social la Caixa dio por finalizado el proyecto ICI a nivel nacional, trasladando a cada territorio la responsabilidad de seguir fomentando convivencia y cohesión social a través del desarrollo comunitario.